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FELINOS QUE CAMINAN POR SENDEROS DE/CON HUMANOS. ESTAR EN CONTACTO CON LA NATURALEZA/VISITANTE

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Marley (imagen principal) tiene solo cinco años y es un felino imponente a simple vista. Sin embargo, los humanos que cuidan de ella la describen como muy dulce e inteligente.

Ella tiene contacto con humanos prácticamente desde que nació. Cuando estaba muy pequeña la compró una familia en Cochabamba, pero a los pocos meses la entregó a un centro de custodia, a los cuatro años llegó al parque Ambue Ari. Ahora es uno de los 23 felinos, entre pumas, jaguares y ocelotes que viven en este parque. Todos fueron rescatados del tráfico ilegal.

En Ambue Ari se tiene una práctica que no es usual en otros centros, cada felino tiene un sendero propio por dónde camina varios kilómetros en compañía de humanos.

La responsable de comunicación de la Comunidad Inti Wara Yasi (Ciwy) que tiene a cargo el parque Ambue Ari, Andrea Benavente, comenta que Marley desde su llegada, el año pasado, disfruta de paseos constantes en la selva, a través de extensos senderos con distracciones naturales.

“Cada felino es un mundo aparte, pero es evidente que a Marley le gusta estar en compañía de ciertas personas, escuchar música y correr jugando a ocultarse dentro de su recinto”, agrega.

Estos meses las caminatas de los felinos por los senderos se suspendieron debido a la amenaza del fuego al parque. Sin embargo, ya se están retomando.

Por ejemplo, Carlos, otro de los felinos rescatados, ya retomó su caminata este pasado viernes. Él tiene 12 años, pero llegó al santuario cuando tenía alrededor de cuatro meses. Fue confiscado, junto con su hermano Juan, cuando intentaban ser comercializados en el mercado Los Pozos de la capital cruceña.

Uno de los encargados de acompañar a caminar a Carlos es Wilber Rasguido, quien también es responsable de los recintos de los animales. Él comenta que como Carlos llegó muy pequeño se adaptó a la vida junto a humanos con rapidez.

“Él es como un gato, solemos salir a pasear al río. Es muy feliz en estas caminatas”, manifiesta.

Wilber ya vive hace varios años en el parque. Específicamente es el encargado de construir las jaulas de los diversos animales.

Senderos

Benavente explica que la mayoría de los felinos que albergan llegaron entre los dos meses y dos años, por lo que fueron criados por humanos desde pequeños y están acostumbrados a la presencia de estos.

Agrega que 19 de los 23 felinos que cuidan son considerados lo suficientemente seguros y tranquilos como para sacarlos de sus recintos y poder participar de caminatas acompañados por solo dos humanos.

“La caminata activa todos los sentidos del animal para que no se olvide de que es un animal silvestre. Activa la vista cuando está viendo una presa o activa el oído con los diferentes sonidos que escuchen de los otros animales, el olfato por los olores nuevo. La interacción que tiene el animal silvestre cuando sale a caminar es impresionante. Es una distracción bastante sana para ellos”, expresa.

Estas caminatas abarcan alrededor de cinco kilómetros cada día, lo que implica cerca de seis horas. La frecuencia depende de la cantidad de voluntarios que tiene el parque y el tiempo que se quedan estos a ayudar. El resto del tiempo los felinos están solos con la naturaleza.

Cada animal que participa de las caminatas tiene su propia franja designada dentro del parque.

Una de las fundadoras de Ambue Ari, Nena Baltazar, explicó que los felinos solo realizan estas caminatas con el personal y con los voluntarios entrenados.

“Tenemos protocolos de seguridad para cada uno de los animales y se les toma un examen a los voluntarios antes q trabajen con ellos”, resalta.

En el parque hay dos personas que se encargan de los felinos y también de capacitar los voluntarios que acompañaran los recorridos, para esto el voluntario se debe quedar al menos un mes, con el objetivo de evitar que el felino se altere por la gran rotación del personal.

Baltazar agrega que el objetivo de estas caminatas, que generalmente se hacen junto a dos personas, es poder darles a los felinos una vida lo más natural posible, pues el ejercicio que realizan es comparable con la actividad que tendría en la naturaleza.

Algunos recorridos incluyen fuentes de agua, por lo que, por ejemplo, Carlos tiene la oportunidad de llegar hasta un río.

El santuario no solo alberga a felinos sino también a una gran diversidad de otros mamíferos, por ejemplo, hay un grupo de monos libres. Además, hay aves y reptiles.

Uno de ellos es Piter, un ave que también fue rescatada del tráfico ilegal.

Viven de donaciones

Ambue Ari no es un zoológico, esto significa que no se vende boletos para el ingreso. Tampoco están permitidas las visitas. Solo reciben voluntarios. Muchos de ellos llegan del exterior.

Generalmente entre el personal y los voluntarios son más de 50 personas los que atienden a los animales a diario. Sin embargo, por las restricciones de la cuarentena por el coronavirus, en estos últimos meses, solo cerca de 15 personas fueron los que se tuvieron que hacer cargo.

Las actividades diarias comienzan cerca de las 6:00 para poder atender a todos los animales, desde la limpieza de sus jaulas hasta su alimentación. Algunos recintos están hasta 40 minutos de caminata desde la parte administrativa del parque.

Baltazar explicó que el parque se sustenta solo por donaciones, estas se pueden canalizar a través de la página de facebook, Comunidad Inti Wara Yassi.

Debido a que este año los incendios igual afectaron el terreno del parque, los voluntarios y un grupo de soldados tuvieron que intervenir, incluso se tuvo que trasladar de recinto a dos felinos.

A mediados de octubre el ministro de Defensa, Fernando López, visitó el lugar y entregó tanques de agua. Además, comprometió la ayuda de soldados, en caso de ser necesario.

Fuente: El Deber/fauna/Edición digital.

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